Es ucraniana y llegó a La Falda huyendo del horror de la guerra
Miércoles, 16 de marzo - Mariana Otero - www.lavoz.com.ar
Abandonó Ucrania para huir de la guerra y pasó por cuatro países antes de arribar a Argentina. A los 43 años dejó atrás sus pertenencias y buena parte de su vida.
“Todavía tengo miedo. Tuve que dejar lo que tenía para escaparme, para huir de la guerra. Cuando perdés todo, es grande la incertidumbre”.
De esta manera intenta explicar Kateryna Gorokhova (43) lo que siente al haber abandonado su Ucrania natal, después de la invasión de las tropas rusas, el pasado 24 de febrero.
Es que resulta difícil de asimilar cómo en cuestión de horas se deja de ser la persona que se era para ser parte del impresionante éxodo de almas que huyen de un conflicto bélico a las puertas de la Unión Europea.
Kateryna es la primera ucraniana que llega a Córdoba en estas circunstancias, después de peregrinar por cuatro países durante 11 días para finalmente aterrizar en Ezeiza el pasado 6 de marzo, con lo puesto, sin compañía y desorientada sobre los pasos por seguir para pedir refugio y consuelo. Por suerte allí la esperaba Jorge Culjak, un amigo que vive en las sierras de Córdoba, quien movió cielo y tierra para acompañarla en los trámites migratorios.
El jueves asistirán, junto con funcionarias del área de Atención Integral de las Mujeres Migrantes del Ministerio de la Mujer de la Provincia, a la delegación local de la Dirección Nacional de Migraciones para gestionar la residencia humanitaria en la Argentina.
UN LUGAR SEGURO
El primer destino fue hacia el norte del país, a la casa de sus amigos en Mikolaiv, que la habían alertado, y terminó de ultimar los detalles con Jorge, su contacto cordobés, para refugiarse en la Argentina. Lo único seguro era que debía llegar a Fráncfort, en Alemania, para tomar su vuelo a Buenos Aires, pero aún le quedaban cientos de kilómetros por recorrer, varios países, dos centros de acogida a migrantes y mil penurias.
“Jersón fue la primera ciudad que bombardearon. No hubo corredor humanitario. Nos quedamos sin agua, sin comida, sin electricidad, sin servicios médicos. El único corredor ofrecido fue en la ciudad de Mariúpol”, cuenta, mencionando la ciudad donde los rusos bombardearon la maternidad y cuyas tremendas imágenes recorrieron el mundo.
“Se suponía que podría pasar (el estallido de la guerra), pero nadie esperaba un ataque tan terrible. Empezó el bombardeo, gente muriendo, y de repente ¡bum!, explotaban las bombas en la ciudad, todo el mundo se asustaba, perdía su casa y los contactos con la familia”, recuerda.