Cambiemos a mejor
La pandemia del coronavirus y la situación de confinamiento que padecemos van a marcar un antes y un después en nuestra vida. No solo me refiero a nuestra vida privada, también a nuestro futuro como sociedad. Esos cambios van a ser profundos: ya están afectando a la actividad académica, al modelo económico, al sistema de valores, posiblemente también al sistema político. Debo citar, como rectora, la importancia decisiva que la investigación y el conocimiento van a tener en la solución a esta pandemia. Solo la investigación permitirá paliar sus efectos y prevenir, para el futuro, brotes de la misma gravedad, pero hoy quería centrar mi reflexión, sobre todo, en el plano personal. Esta crisis va a tener, en algunas personas, efectos psicológicos no deseados: irritabilidad, ansiedad, depresión, desesperanza… El impacto que hemos recibido puede convertirse, a medio plazo, en una crisis moral: aumenta la incertidumbre, se disipan las certezas, y el mundo no parece tan estable y seguro como habíamos creído. Debemos reinterpretar esta situación en positivo, reinventarnos como personas: el largo confinamiento puede servir para encontrar nuevos matices en nuestra relación con los seres más queridos, para llamar o escribir a amistades de las que nos había alejado la vorágine diaria. Podemos, incluso, intentar ser algo mejores. Decía al principio que iban a cambiar muchas cosas, pero todo podría empezar porque cambiáramos nosotros, nosotras, y que ese cambio fuera para mejor. Salud, |
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