Si hay algo que esta nueva normalidad nos está demostrando, es que nuestra sociedad y nuestra idiosincrasia, está nutrida de algunas aptitudes que confrontan los pilares de lo que exponemos como evolución de nuestro siglo 21.

Ubicándonos en nuestra región, la influencia de la pandemia nos induce a reflexionar de que saca lo mejor y peor de nosotros, cuando el verdadero fenómeno es que nos desnuda y expone como tal cual realmente somos.

Esta realidad, sumada a la gran interactividad vía web, está haciendo complejo a los medios de difusión independientes, el mantener nuestro rol de anunciar, debatir y verificar las noticias.

Por eso, recurrir a la mentira, para ganar espacio o disfrazar nuestras verdaderas responsabilidades, no debe ser propiciado por nadie.

Lo que es grave, es que el gran poder que se despliega para manipular la verdad, quede inmune, o reservado de permisividad para quienes más responsabilidad o privilegios tienen en nuestra sociedad.

Si no mejoramos nuestro propio entorno, difícilmente califiquemos en capacidad y objetividad para influir en el sistema.

Así que en este aniversario 26, aquellos que solo esperan que nuestro medio TDC (que no es el canal que sale por Cablevisión), tenga solo primicias sensacionalistas, o acomodadas para el poder de turno, los vamos a seguir decepcionando, porque nos seguiremos esforzando en informar y publicar constructivamente, lo más cercano a la verdad, y respetando las necesidades de las gente y las entidades intermedias, aunque a algún funcionario o ciudadano transgresor no le agrade. 

Contrato Social

Se supone que todos firmamos algún tipo de contrato, en el que nos comprometemos a respetar la ley y utilizar nuestros derechos, pero sujetos a enlazarlos con varios deberes básicos.

Ciertos episodios de índole privado en nuestra zona, donde algunas publicaciones en Facebook, se convierten en ciencia ficción, vuelven a poner a prueba a todo el sistema, y aunque no lo queramos admitir, la tentación de convertirnos en paladines de la justicia y sacar todo tipo de rédito ante el error de los demás, ya sea ante la opinión pública, el seno de una institución, y hasta en la intimidad de un hogar; es otro de los virus invisibles que se multiplica en nuestras psiquis.

Defensor del Vecino

Recientemente, en la entrevista que se le realizó a Juan José Cabadas, como candidato a ser reelegido como Defensor del Vecino de La Falda, este confesó con decepción, de que un gran porcentaje de casos en el que había mediado en conflictos entre vecinos, y de que quienes denunciaban, muchas veces, omitían y distorsionan las situaciones para generar una  resolución a su favor. 

Tiempos de Desafíos

No se trata solo del poder político y económico, sino de todos los que desde esos espacios, compran o disfrazan a otros estamentos, como el de la justicia, los medios, los proveedores del estado, o el de las ONG.

Por eso no alcanza con repudiar la grieta, hay que reformular en cada comunidad cómo podemos mejorar nuestros intereses colectivos, y aunque el trabajo sea arduo o nos traiga complicaciones personales, desde cada lugar, deberíamos esforzarnos y transformar las quejas en puntos de encuentro para mejorar el sistema y provocar los cambios desde abajo hacia arriba.

Sin Límites

Pero lo más grave del exceso del uso de la mentira, está en que la utilización permanente la convierte en hipocresía, y luego en una mentira creada por nosotros mismos, que empezamos a considerarla como cierta.

Y ese punto es el más peligroso porque quien o quienes, amparados por privilegios, quedan expuestos públicamente, reaccionan con violencia, y utilizan la corporatividad como defensa en su máximo potencial. 

Casi tenemos los argentinos, a esta altura, un currículum que anticipa tormentas borrascosas en un horizonte cercano, en donde ya no sabemos si la actual pandemia está acelerando o dilatando nuestra próxima crisis, lo indiscutible es que “con las mentiras se puede llegar muy lejos...pero lo que no se puede es volver"

Jorge Dominguez 

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