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Condenaron a diez años de prisión al asesino de Pedro Murúa

A pesar de la ausencia del cuerpo, la fiscalía de Cosquín comprobó el asesinato.

El acusado por el homicidio, habría utilizado un machete para terminar con la vida de Murúa.

Por el hecho, tres personas fueron imputadas, todos trabajadores de un puesto rural de la Pampa de Olaen, vecinos de la víctima.

La desaparición de Pedro Luis Murúa (38), ocurrió el 2 de octubre de 2012, en el paraje Lomas Limpias en la Pampa de Olaen, cuando Murúa se desplazaba en moto en horas de la tarde a buscar a su hija a la escuela. La investigación contó con numerosos procedimientos, rastrillajes y declaraciones de testigos, familiares y amigos.

Se siguieron distintas hipótesis, sin alcanzar resultados que pudieran poner luz sobre el paradero del trabajador rural, muy apegado a su hija de apenas siete años y con una vida vinculada a las tareas rurales.

En abril de este año, la fiscalía de Cosquín a cargo de la Dra. Paula Kelm, con el aporte de nuevas pericias y tecnologías aplicadas a la investigación, reabrió la causa buscando nuevos indicios que llevaran al esclarecimiento de la desaparición del trabajador, que, de acuerdo a su perfil y su entorno de vida, no reunía las condiciones como para abandonar su familia y sus tareas por decisión propia.

¿Existe delito sin el cuerpo?

Como ya lo adelantara la Dra. Kelm a este medio en nota publicada el 13 de septiembre de 2020, “la concepción de que sin cuerpo no hay delito, ha quedado en la historia, no hay que confundir el cuerpo de la víctima con el cuerpo del delito”, aseguró la fiscal, basándose en ese momento al enorme cúmulo de pruebas que se fueron incorporando luego de una minuciosa investigación por parte del Ministerio Público Fiscal y la Dirección de Investigaciones de la Departamental Punilla.

Ante la ausencia del cuerpo de la víctima, se requiere que los hechos y objetos del proceso sean acreditados por cualquier medio de prueba, a partir de toda fuente lícita que posibilite conocer detalles y que surja de las actuaciones de la causa, incluso los indicios, siguiendo estos lineamientos , la fiscal entiende que: “Las dificultadas que presenta la causa para acreditar la existencia de la muerte de Murúa, no pueden constituir una excusa para sortear la obligación de investigar la verdad real, objetiva y sustancial de los hechos, ya que se cuentan en autos con un cúmulo de indicios los cuales utilizado por vía de inferencia, nos llevan a sostener la participación culpable del imputado Pérez”.

Un machetazo terminó con su vida

La tarea investigativa llevada adelante, sumada a las contradicciones de los tres imputados, fue dando forma a los hechos que sucedieron para tener como resultado la muerte y posterior desaparición del cuerpo.

Como todos los días la víctima, alrededor de las 16:30 salía de su casa para ir a buscar a su hija a la escuela rural Obispo Salguero.

En la tarde del 2 de octubre, en una de las tranqueras que debía atravesar Pedro, lo habría estado esperando su “amigo y vecino” Sergio Faustino Pérez (51), apodado “Cabeza”.

Pérez, habría llegado hasta el lugar, proveniente del campo El Tasti donde cumplía funciones de encargado, montado en una mula y portando un machete.

Al momento de cerrar la tranquera, y desde atrás, Pérez le habría asestado un machetazo en la cabeza, provocándole una herida de unos 10 centímetros, ocasionándole la muerte.

Con la intención de desviar la investigación, tomó la moto de Murúa y la llevó unos 340 metros, hacia el interior de un campo conocido como Mula Muerta.

Luego habría tomado el cuerpo para trasladarlo hacia el campo, donde residía Pérez. Pero esto no terminaría allí: los restos fueron cambiados de lugar en varias oportunidades.

En El Tasti, Pérez se encontró con sus compañeros de tareas rurales, Roberto Carlos “Carlin” Camino y José Antonio “Lalo” Guerra. Los tres habrían ocultado el cuerpo de Pedro en un pozo, de unos dos metros cuadrados a unos 500 metros de la vivienda. Ese mismo día, Pérez quemó un apero y las pertenencias de la víctima, incluyendo su teléfono celular.

De acuerdo a la investigación y a las declaraciones de los involucrados, se presume que, al día siguiente, estas personas retiraron el cuerpo de donde estaba, para trasladarlo a otro pozo ubicado en la entrada al campo, donde aparentemente permaneció un día más.

El 4 de octubre de 2012, los tres empleados rurales, montados a caballo retiraron nuevamente el cuerpo de Murúa, subido al lomo de otro caballo para trasladarlo hacia la Cumbre del Tasti, al sur de la vivienda del campo, próximo a una antena. Allí lo colocaron en el interior de un pozo viejo, donde permaneció sumergido en agua.

El movimiento de los restos mortales de Murúa, no cesó. En el lapso de una semana, volvieron por él, para trasladarlo al casco del campo, dejándolo en un chiquero, porque en horas de la noche, presumiblemente entre las 22 y las 8 de la mañana siguiente, utilizando dos medios tambores de 200 litros, habrían incinerado el cuerpo, para luego arrojar las cenizas a un arroyo ubicado a un lateral de la casa.

Líneas investigativas

Desde el principio de la investigación, se trabajaron distintas líneas. La primera trabajó sobre la posibilidad de un “crimen pasional”, luego de que distintas declaraciones, deslizaran que Sergio Pérez, habría estado vinculado en una relación amorosa con la pareja de Murúa.

Otras líneas investigativas también pasaron por la relación que la víctima tenía con algunos vecinos, con los cuales mantenía cierta tensión, principalmente por estar vinculadas a sospechas de robo de ganado y cortes de alambrados.

Todas estas hipótesis fueron perdiendo peso conforme avanzaron los trabajos de los detectives, mientras se acercaban más al conflicto entre “los amigos”.

Si bien es cierto que la relación entre Murúa y Pérez era de “amistad”, compartían tareas rurales e incluso reuniones familiares, la situación comenzó a cambiar a medida que se fueron haciendo más comunes los robos de ganado en pie. Uno de los testigos, declaró: “Cuando se resuelva lo del choreo de ganado, encontraran a quien hizo cagar a Pedro”.

También los testigos sindicaron a la víctima como un hombre que “se daba maña” para pasar los alambrados y que tenía habilidades para robar. Otro testigo, afirmó que “sabía que Pedro era muy bravo, siendo que conocía que era ladrón de ganado y que se sabía que era muy hábil, muy dañino”.

Otro testigo, afirmó en declaración testimonial, que el día previo a la desaparición, Pedro Murúa le dijo: “Voy a ir a buscar las ovejas al campo del sinvergüenza éste”, haciendo referencia a los animales que estaban en un corral de Sergio Pérez.

De esta manera, sumado a otro cúmulo de testimonios, la fiscal de Cosquín, sitúa como principal punto de conflicto entre ambas personas, el robo de animales del campo.

Esto se fue fortaleciendo, a partir de las comunicaciones telefónicas que existieron entre Pérez y su esposa, al momento de enterarse de la reapertura de la causa por parte de la justicia.

En una de las comunicaciones, la esposa le dijo:  “Sabes Sergio, se abrió de nuevo la investigación de Pedro… cayeron 3 policías de los judiciales de Córdoba, los hice pasar y me dijeron que venían a charlar conmigo, que querían conversar, no sé, me hicieron miles de preguntas, o sea las mismas preguntas que yo declare´, así que estate preparado” y agregó: “Estate preparado porque te van a ir a declarar… ellos son nuevitos en la causa, porque entró otra fiscal y abrió la causa”.

La conversación continúa tratando de ordenar las ideas para sostener la versión de que Pérez, el día de la desaparición de la víctima, no se encontraba en el campo, sino que estaba en la ciudad de Cosquín, entregando un pedido de lechones.

De testigos a imputados

Los compañeros de Pérez, Roberto Camino y José Guerra, a partir de la reapertura de la investigación, declararon en distintas oportunidades en la Fiscalía de Cosquín. Sus declaraciones fueron contradictorias, incluso dos efectuadas en el mismo día.

“Está bien, Sergio lo mató, pero no sé dónde está enterrado. Sé que Sergio lo mató a Murúa, porque vi que a los tres o cuatro días de que desapareció aquel, lo vi con un fuego grande, que estaba quemando el apero… Sergio le tenía bronca por los animales y los 18 chanchos que se perdieron” sostuvo Guerra ante la fiscalía, “Tenía miedo de que Pérez me cague matando… me miraba y me daba miedo”, aseguró. También hizo referencia a cómo estaba el cuerpo de Murúa, con el golpe en la cabeza, al momento de cambiar de lugar los restos como ya fue relatado.

En cuanto a las declaraciones de Camino, dijo que: “Nosotros con Lalo -por Guerra- estamos obligados a no contar nada porque el loco este -Pérez- iba a hacerme algo a mi o a mi familia… Pérez lo hizo solo, lo mató solo, porque Lalo estuvo conmigo durante el día ese que desapareció Murúa… El nos tenía amenazado y yo le tenía miedo, si mató a Pedro podría hacerme algo a mí también”.

Sentencia por medio de juicio abreviado

Este martes 24 de agosto, la Cámara en lo Criminal y Correccional de Cruz del Eje, llegó a un acuerdo para concretar el juicio abreviado contra Sergio Faustino Pérez, quien reconoció la culpabilidad del hecho, aplicándole una condena por el homicidio de Murúa, a diez años de prisión.

En tanto que a sus encubridores Roberto Camino y José Guerra, se les otorgó el beneficio de la suspensión de juicio a prueba (probation).

Fuente y fotos: portaldeopinion.com.ar

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