Hace pocas horas, el propio gobernador Schiaretti desde Huerta Grande para toda la provincia, dejó muy claro que la legalización del servicio de transportación por aplicación Uber, dependía de la decisión política de cada administración municipal.

En la segunda sesión del flamante concejo deliberante de La Falda, los bloques aún no han evaluado la temática, y tampoco tendrían posiciones individuales fijadas.

Lo cierto es que la crisis ha generado en quienes brindan servicios de taxis y remises, demandas totalmente opuestas en los diferentes sectores del rubro.

Mientras que muchos sufren la demora en la autorización de un aumento de tarifa, otros tienen temor en incrementar el valor de los viajes.

La Falda tiene una historia legislativa que distorsionó en la década del 90, los inicios del servicio de remis. La intención de proteger a los taxistas faldenses, durante  la intendencia del dr. Enrique Pérez, provocó un éxodo de inversión en agencias y unidades en las localidades vecinas.

Hoy el universo de prestadores está conformado por unos 120 autos en La Falda, 90 en Huerta Grande, 25 en Villa Giardino y 24 en Valle Hermoso.

Nuestra provincia siempre tuvo muchos nexos entre los compromisos partidarios y el otorgamiento de licencias de transporte público.

El debate por Uber recién está comenzando, lo capitalino parece una tormenta perfecta y el avance o retroceso en cada ciudad del interior no estará exento a la tentación de ser influenciado por intereses económicos y políticos de actores locales.