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¿Es demasiado pronto para salir del confinamiento?

Altosvic / Shutterstock

Ignacio López-Goñi, Universidad de Navarra

Después de un mes de confinamiento, muchos nos preguntamos cuándo, cómo y a qué velocidad volveremos a la normalidad, aunque ya intuimos que no será normal. Un grupo de expertos del think tank American Enterprise Institute elaboró una hoja de ruta hacia la reapertura, publicada el 28 de marzo, en la que marca cuatro fases hasta el desconfinamiento total en los Estados Unidos.

Por su parte, la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH) ha publicado una propuesta que, en vez de marcar etapas, detalla más de 140 medidas y cuestiones a considerar para las fases de transición de la pandemia en España, publicada el 10 de abril.

Ambos documentos coinciden en varios aspectos y recogen recomendaciones para los gobiernos. Estas son sus propuestas.

Como una vez oí a un maestro de ingenieros, “cuando no podemos trabajar en condiciones óptimas, trabajamos en condiciones subóptimas”, pero avanzamos. Considero estéril, en este momento, enzarzarnos en si el Gobierno tomó las medidas adecuadas antes del confinamiento. Lo que importa es lo que se está haciendo desde el 14 de marzo (la fase I), y lo que se hará en las próximas semanas.

Los ciudadanos hemos cumplido con nuestra parte. Ahora, el cómo, cuándo y a qué velocidad salimos de esta es responsabilidad directa de las autoridades.

Fase I: Reducir la extensión, frenar la curva

Es la fase en la que estamos, de confinamiento. El objetivo es frenar la curva, reducir la velocidad de propagación. No se trata de que haya menos infectados, sino que el crecimiento no sea tan rápido: llegar al famoso “pico de la curva”. Hay que cortar la cadena de transmisión del virus y, como no hay vacuna, el mensaje es “la vacuna eres tú”, “quédate en casa”.

Durante esta fase lo que deberíamos conseguir es proteger el sistema sanitario, evitar contagios y aumentar nuestra capacidad de respuesta. Hay que evitar el colapso y proteger a los más débiles y susceptibles de fallecer, las personas mayores y con patologías previas, algo que desgraciadamente no hemos conseguido en España.

¿Qué medidas habría que tomar durante esta fase I?

  1. Confinamiento para evitar contagios: cierre de lugares públicos, promover teletrabajo (en trabajos no “esenciales”), limitar viajes, cancelar reuniones masivas. En definitiva, quedarse en casa.

  2. Asegurar y proteger el sistema sanitario: disponer de la capacidad suficiente, incluida la dotación de personal, número de camas y UCI, respiradores, equipos de protección individual y mascarillas.

  3. Mantener la capacidad de los servicios de Atención Primaria para prestar la atención sanitaria habitual y poder llevar a cabo el seguimiento de los casos en aislamiento domiciliario, promover la teleasistencia de los casos rutinarios y sencillos.

  4. Aumentar la capacidad de realizar test de diagnóstico: especialmente a pacientes hospitalizados, personal sanitario y trabajos esenciales, contactos de personas infectadas, residencias de ancianos y personas más susceptibles y cuidadores. Poder detectar los casos infectados y sus contactos y poder aislarlos.

  5. Desarrollar sistemas de vigilancia epidemiológica: disponer de test de diagnóstico seguros, fiables, rápidos y baratos, que nos permitan (en la fase II) poder distinguir entre infectados, convalecientes, curados inmunes y susceptibles de infección.

  6. Proporcionar mascarillas para toda la población, para su uso en lugares públicos, dejando las de uso sanitario solo para el personal sanitario, enfermos y cuidadores, mientras no haya material suficiente. Tener la capacidad de reponer los dispensadores para la higiene de manos en ubicaciones estratégicas de edificios públicos, transporte público y lugares de trabajo.

  7. Ofrecer lugares de confinamiento voluntario para aquellas personas que lo requieran.

¿Cuánto debería durar esta fase I y podríamos pasar a la fase II?

Los informes marcan tres hitos que se deberían conseguir a la vez para poder seguir avanzando en el desconfinamiento:

  1. Que disminuya de forma continuada el número de casos nuevos, durante al menos 14 días consecutivos (el periodo de incubación),

  2. Que el sistema sanitario se recupere del colapso y sea capaz de continuar la asistencia de forma adecuada.

  3. Que haya disponibilidad de sistemas de diagnóstico que permitan detectar los casos y contactos sintomáticos de forma rápida y aislarlos.

¿Se cumplen en este momento estas tres condiciones para seguir avanzado hacia la siguiente fase? Salvar la vida o el medio de vida, ese es el dilema.

Fase II: Desconfinamiento secuencial

El objetivo de esta segunda fase es no volver hacia atrás, al confinamiento. No volver a colapsar el sistema sanitario y seguir protegiendo a los más susceptibles.

Hay que asumir que habrá más oleadas del virus, cuya intensidad dependerá de la cantidad de gente inmunizada en la primera fase. Pero en las siguientes nos tiene que coger preparados. Las medidas de reapertura deben ser secuenciales y habrá que reevaluarlas a cada paso.

Durante esta fase se irán abriendo los negocios (podrá ser de forma secuencial o por turnos, dependerá del tipo de negocio), los colegios y universidades (si diera tiempo antes de fin de curso).

Se seguirá con la opción del teletrabajo, si es posible.

Se limitarán las reuniones o actos de más de 50 personas.

Se seguirán con las medidas de distanciamiento social, contacto personal, higiene, limpieza de superficies, uso de mascarillas, sin olvidar que la mascarilla misma es un fómite, y que el mantenimiento de distancia y el lavado de manos continuarán siendo esenciales.

Al principio, las personas mayores de 60 años y pacientes inmunodeprimidos, oncológicos o con factores de riesgo cardiovasculares o respiratorios deberán de permanecer en la fase I de confinamiento.

Todas estas medidas podrían tener distinta velocidad dependiendo de la situación epidemiológica de cada localidad o región: según sean zonas más o menos pobladas, la incidencia de la enfermedad y la situación del sistema sanitario. El confinamiento tardará más en levantarse para las poblaciones de riesgo y para las zonas geográficas en las que aparezcan focos.

Durante esta fase II tenemos que ser capaces de:

  1. Detectar de forma rápida y eficaz los infectados para poder aislarlos en su casa, hospital u otro local voluntariamente. Detectar a sus contactos para ponerlos en cuarentena (14 días), hacer un seguimiento y, si tienen síntomas, hacerles pruebas diagnósticas. Especial atención a los casos más vulnerables (ancianos, enfermos y cuidadores) que continuarán con las medidas de vigilancia muy estrecha.

  2. Evaluar la inmunidad de la población: detectar a las personas ya inmunes. Muchos podrán ser asintomáticos o con síntomas leves y que se hayan recuperado ya de la infección. Estos podrán volver a incorporarse al trabajo de forma inmediata. Es muy importante detectarlo cuánto antes en personal sanitario, trabajos esenciales, cuidadores…

  3. Acelerar el desarrollo de terapias seguras y efectivas, promover los sistemas de investigación, desarrollo, producción y distribución.

Algunas medidas que se recomiendan en los lugares de trabajo, en la medida de lo posible:

  • Impulsar y facilitar el teletrabajo, en especial a la población con alta vulnerabilidad.

  • Considerar estrategias de escalonamiento del personal o de división de la plantilla con horarios alternos.

  • Recomendar el distanciamiento en el lugar de trabajo.

  • Crear una política estricta de permanencia en el hogar en caso de enfermedad.

  • Los empleados con contactos domésticos enfermos se quedaran en casa y podrán realizar teletrabajo en caso de presentar síntomas.

  • Implementar la higiene de manos obligatoria a la entrada al lugar de trabajo y establecer momentos regulares para recordarlo. Dotar a las zonas comunes de dispensadores de soluciones alcohólicas ubicados en la entrada de estas zonas.

  • Promover la etiqueta respiratoria y otras medidas, como evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca.

  • Valorar el uso de equipos de protección individual en los lugares de trabajo adecuados a las características de cada puesto de trabajo.

  • Promoción del almuerzo en el escritorio o puesto de trabajo, en lugar de en el comedor común, siempre que sea posible. En caso contrario, manteniendo siempre la distancia de seguridad entre trabajadores.

  • Reorganizar la distribución del mobiliario en las zonas comunes para garantizar, en la medida de lo posible, la distancia de seguridad entre trabajadores.

  • Facilitar la desinfección regular de las superficies de alto contacto y entre los usuarios.

  • Valorar la apertura de ventanas para favorecer el recambio de aire y ajustar el aire acondicionado.

  • Promover el uso de las videoconferencias para la realización de reuniones y evitar la realización de reuniones presenciales. En caso de precisarse se velará por mantener una distancia de al menos 1,5 metros entre los asistentes y se realizarán preferentemente en lugares con buena ventilación, semiabiertos o al aire libre, si es posible.

  • Valorar de forma escalada la autorización de reuniones y encuentros, tomando en cuenta como límite la asistencia de 10 personas que puedan cumplir en la estancia las medidas de distancia de seguridad, higiene de manos y etiqueta respiratoria.

  • Proponer la creación de medidas de evaluación y mejora continua en caso de situaciones de hacinamiento en el sitio de trabajo que permita la reprogramación, el escalonamiento y la cancelación de los mismos.

  • Evaluar los riesgos de viajes de negocios del personal de acuerdo con las recomendaciones de Sanidad Exterior.

  • Promocionar una política de no apretón de manos en el lugar de trabajo.

¿Cuándo podríamos pasar a la fase III?

Según este informe, cuando tengamos una vacuna segura y eficaz (o cuando se compruebe que una gran cantidad de la población está inmune).

Fase III: Levantamiento total de las restricciones

Según el informe, el levantamiento total de las restricciones deberá ocurrir cuando volvamos a tener un sistema sanitario robusto y seguro, cuando dispongamos de sistemas de diagnóstico eficaces ampliamente implantados, de un sistema eficaz de detección y aislamiento de los focos, de terapias para los casos más graves y de una vacuna eficaz.

En mi opinión, todo esto junto es posible que tarde muchos años, si es que llega.

Fase IV: Prepararse para la próxima pandemia

Esta pandemia pasará, pero otra volverá a golpearnos. Cuándo ocurrirá no lo sabemos, pero no es una probabilidad tan remota como la de que nos impacte un meteorito y nos extinga.

Por eso es necesaria una cuarta fase en este proceso: prepararnos para la siguiente. Habrá que repensar nuestra apuesta por la investigación y el desarrollo, la inversión en ciencia básica, en infraestructuras sanitarias, hacer planes de vigilancia epidemiológica, promover la colaboración público-privada y pensar de manera global.

Hemos aprendido que los virus no tienen fronteras, no conocen nacionalidades, nos hacen a todos iguales, no distinguen entre personas.

La respuesta a la próxima pandemia deberá ser global desde el principio: ciencia, cooperación y solidaridad.


Una versión de este artículo fue publicada originalmente en el blog del autor, MicroBIO.The Conversation


Ignacio López-Goñi, Catedrático de Microbiología, Universidad de Navarra

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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